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martes, 9 de marzo de 2010

Nota Principal Edición N°1

El río y la producción

CUANDO EL RIO SUENA …
¿QUÉ PASA EN EL VALLE?


Desde los primeros asentamientos de la colonización galesa en la zona, el Río Chubut ha tenido una simbología dual: herramienta valiosa e inigualable al servicio de la producción, por un lado; y peligro potencial para cultivos, viviendas y familias. El dique Florentino Ameghino cambió de plano las posibilidades de manejo del agua como recurso, pero desde su puesta en funcionamiento distintos sectores reclaman obras complementarias para controlar definitivamente las crecidas y sus problemas anexos, como la napa freática De los innumerables temas que hoy emergen del río, El Observador del Valle intentó rescatar las principales preocupaciones de chacareros y profesionales vinculados con la actividad productiva.

Los primeros habitantes lo llamaron Chupat, ahora lo conocemos como Chubut, y es el río que, al llegar a las cercanías de la costa del Océano Atlántico, le da el nombre y la razón de ser al valle que aquí se extiende.
Nace en el límite noroeste de nuestra provincia. Serpentea montañas y mesetas. Sería injusto decir que atraviesa paisajes encantadores; en realidad, encanta – como el toque de una barita mágica – todo suelo que se cruce a su paso.
Desde que los primeros colonos galeses decidieron asentarse definitivamente sobre sus márgenes e intentar capitalizar los beneficios de ese importante caudal de agua dulce, la relación del hombre con el río pasó por innumerables momentos.
Transcurrieron más de cien años de ese vital encuentro y tanto los descendientes celtas como otros pobladores ribereños, continúan la compleja relación - propia de los asentamientos urbanos y productivos - con la naturaleza.

El escenario actual
Tras largas historias de esfuerzos y adaptaciones, el valle inferior del Río Chubut (VIRCH), se convirtió en una importante franja productiva para la zona. Cría de ganado ovino y bovino, producción de frutas y hortalizas, alfalfa – para tan sólo enumerar los más relevantes - y hasta pequeños pero prometedores emprendimientos de granjas orgánicas, cunicultura y turismo rural, van ganando su lugar en la actividad económica de la región.
Es importante traer a escena al actor que, a partir del año 1963, se incorporó activa y definitivamente en la vida del Valle: el Dique Florentino Ameghino.
Y entonces, el panorama cambió para siempre. Esta imponente obra nació con tres objetivos concretos: evitar inundaciones en el valle, almacenar agua para abastecer a la zona en período estival y proporcionar energía eléctrica al Sistema Interconectado Patagónico.
No obstante, año tras año, y especialmente en épocas extremas – léase períodos lluviosos o veranos secos – los productores del VIRCH, enfrentan recurrentes contratiempos y preocupaciones vinculadas, directa o indirectamente, con el río.
Pero ¿qué es lo que está sucediendo en este invierno de 2006? “El río viene con una alta erogación hace varios meses (…) esto, forzosa y lamentablemente, eleva la capa freática, que son las aguas subterráneas, y esto genera un deterioro en la calidad del suelo, en las raíces de todas las plantaciones. Pero además genera problemas urbanos. Cuando sube la capa freática, no sólo nos produce problemas a los chacareros, sino por ejemplo, en el sistema cloacal de Trelew – que está obsoleto –“, describió Irma García, presidenta de UCHARI – Unión de Chacareros y Regantes Independientes -.
En este punto puede abrirse una discusión que lleva a evaluar si la administración del Dique cumple o no con el compromiso establecido con la Provincia. Dicho acuerdo fija una cota objetivo – la altura del agua en el embalse en relación al nivel del mar – que debe alcanzarse en determinado momento del año.
El ingeniero y productor del valle, Rodolfo Agustinho, se refirió al funcionamiento del Dique y consideró poco probable una actitud especuladora por parte de la empresa que administra el embalse. “Aún cuando la empresa quisiera generar más energía, no puede sacar más agua de la que entra. Si ahora está entrando mucha agua, no es culpa de la empresa. Si ingresa mucho agua, hay que sacarla pero me parece que los niveles actuales tienen que ver más con una cuestión climática”.

Río abajo Uno de los principales conceptos que el ingeniero Agustinho se esforzó por transmitir a lo largo de su charla con El observador del Valle, tiene que ver con el control limitado que ejerce el dique sobre el caudal del río.
“Del Dique hacia acá, no hay control (…) En estos días está entrando agua de la meseta y de la parte circundante de la cuenca y está cargando al río. Eso no se puede controlar y es uno de los problemas que tradicionalmente han sido críticos. Cuando se produce una lluvia torrencial, típica de una zona desértica como esta, entra agua de golpe y no se tiene control”, explicó el ingeniero.
Además, agregó que las lluvias que se producen río abajo son las que ocasionan las condiciones de turbiedad y su consecuente dificultad a la hora de potabilizar las aguas de Chupat.
No obstante, Agustinho creyó importante que se difunda públicamente los valores de erogación diarios. “Quizás lo que está faltando por parte de los organismos técnicos, sea difusión. Los miedos vienen de la falta de información. A mí me gustaría ver todos los días en el diario cuál es el caudal erogado”.

Los problemas
Consultada por los principales problemas que enfrentan los chacareros hoy, la representante de UCHARI sostuvo que “además del deterioro de los suelos – que lleva mucho tiempo y dinero recuperar – en el valle, puntualmente, los chacareros nos encontramos con el problema de que tenemos pozos, no cloacas, y esos pozos están muy elevados. El pozo sobrepasa su capacidad y no drena, y estamos hablando de líquidos cloacales . Esto genera problemas en la calidad de vida y, además, tampoco tenemos agua potable. Muchos chacareros consumen agua de pozo – de 15 ó 20 metros –, agua subterránea que puede estar contaminada”.
Se manifestó muy alarmada además por el estado de la cuenca del río. “Estamos hablando de un río que sufrió una inundación muy fuerte en el año `98, otra menor en el ’99 y un rompimiento de sus bancos y márgenes en el año 2001 (…) y el río no ha tenido el tratamiento adecuado. Lo que se hizo fue parchar, es un río que está descuidado, desatendido, no se limpió, no se han levantado los troncos, no se han reforzado los márgenes”.Aquí, García sostuvo que el trabajo debe realizarse durante los meses de verano, antes de la época de lluvia.
Rodolfo Agustinho también habló de los problemas que enfrentan los productores en esta época del año. En este contexto, hizo referencia a los retrasos de laboreos pero, aclaró, “el problema deriva en mayor medida de las lluvias que de la situación del río”.
En tanto, Irma García afirmó que es imprescindible realizar el fortalecimiento y levantamiento de bancos así como sacar los troncos del río. “Es una cuestión que tenemos que hacer todos los años, para preservarnos todos, los productores y los que vivimos en las ciudades ribereñas”.


Tras llovido, mojado
Por su parte, Mario Punter, también ingeniero y ribereño, se mostró especialmente preocupado con la situación del manejo de los canales de riego. “Con la introducción de maquinarias de gran porte, en la Compañía de Riego, se han venido utilizando las mismas en la limpieza de los canales y eso le ha provocado un grave daño al valle. Esas máquinas eliminan las capas que impermeabilizaban naturalmente a los canales. Lo que ha provocado un aumento en el grado de infiltración subterránea del agua y una elevación de la napa. Eso es gravísimo”.
Además agregó que “hoy se está hablando de impermeabilización mediante cemento de toda la red de canales de riego. Esa es una obra muy importante. Yo creo, en lo personal, que hay prioridades. No critico la obra (…) pero hay prioridades en el valle que tienen que ver con la producción y no el sistema de riego. Si se hace en forma integral, puede ser positivo, si sólo lo que se hace es impermeabilizar los canales, posiblemente no se traduzca en una mayor producción en el valle, porque está dependiendo de otras trabas que tiene que ver más con la comercialización”, analizó Punter.
La idea es una: ¿cómo hacer para que el río se convierta en una herramienta más de producción? “Es un problema de fondo que tiene que ver con la utilización del agua para la producción y, antes, para el consumo humano”, contextualizó el ingeniero.
Además consideró que la planificación hídrica integral, a largo plazo, es fundamental. “Es una decisión a 20 ó 25 años y cada gobierno de turno tendría que ir avanzando para llevar adelante el proyecto (…). El hecho de tomar medidas aisladas, tiene poco sentido” y agregó además que “la planificación pensada para uso humano y luego producción, va a requerir de obras de cierta envergadura”.
Consultado por los trabajos orientados a mejorar las condiciones de producción del valle, Punter sostuvo que “la situación está igual que años atrás” pero rescató el trabajo intelectual que se están haciendo desde la Universidad y el aporte de funcionarios vinculados con recursos hídricos.

¿Y el dique compensador?
Así como cíclicamente emerge en la superficie de los medios de comunicación la problemática de los productores del VIRCH, también, de tanto en tanto, vuelve la discusión sobre el llamado “Dique Compensador”.
El proyecto del Dique Ameghino – concretado en la década del ’60 – tenía en carpeta la construcción de un dique compensador. ¿Por qué este doble control sobre el río Chubut? El ingeniero Agustinho explicaba que el fundamento de esta segunda obra residía en compensar las fluctuaciones de erogación del dique actual. De esta forma, se garantizaría una salida uniforme de agua hacia el río, más control sobre el mismo y la posibilidad de generar más energía.
En un informe publicado en el año 2003 - donde se analizaban las razones de este segundo dique –, el conocido ingeniero Juan Cerra, sostuvo que es de “valor estratégico para el valle inferior disponer de mayor almacenamiento y capacidad de regulación de agua dulce. Tanto, como la necesaria para mitigar crecidas de volúmenes incontrolables, satisfacer en oportunidad y lugar las demandas poblacionales, de riego, de drenaje de suelos, de posible incorporación futura de nuevas áreas bajo riego, y las necesidades de Puerto Madryn”.
Con todo, la impresión es que no faltan propuestas ni estudios sobre los conflictos hídricos de la zona. Pero mientras se permanece en el plano discursivo, las aguas del Chupat continúan su curso y, los productores, trabajando con la mirada fija y atenta para adelantarse a cualquier travesura que el río pretenda cometer.

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